Continuidad y cambio
Con el chirrido de la guillotina todavía resonando en Francia
y el té aún en las aguas de Boston, el inicio del siglo XIX fue turbulento. El Antiguo Régimen daba sus últimos
aletazos para sobrevivir mientras que de la mano de la Ilustración, la ciencia
y la Revolución Industrial el siglo XIX se abría paso sin pudor.
Eric Hobsbawm entre las muchas cosas que nos enseñó es que no
se puede comprender la historia de los últimos 250 años sin la idea de Nación y
Nacionalismo. Ellos explican en gran medida el actuar de presidentes,
dictadores, militares, paramilitares, políticos y personas sin cargo alguno[1].
La nación será la idea que cruce desde las Invasiones Napoleónicas hasta todo
el proceso emancipatorio de América- sea cortando lazos con Inglaterra,
Francia, Portugal y por cierto España- y el nacionalismo su brazo armado.
Pero sabemos que los procesos históricos no son de un día
para otro, sino que demoran y en los ajustes se producen esos traslapes de lo
que va muriendo y lo que va naciendo al mismo tiempo. Como esos conjuntos que
nos enseñaban en matemáticas donde había intersecciones.
Aquí me voy a arrancar con los tarros. Podríamos entender la
creación de los estados nacionales como el proceso de larga duración, los
procesos de independencias americanas como los de corta duración y las guerras
de independencia como la coyuntura. Espero que Braudel no me venga a penar.
Esto porque a veces tenemos la tendencia a mirar nuestra
historia desde el ombliguismo y no. Somos una parte del todo…y el todo es más
que la suma de las partes. ¡BOOM! Cómo te quedó el ojo Aristóteles.
Es por eso que para hablar de nuestro primer corpus
constitucional – QUE ES A LO QUE VINIMOS NO TE VAYAS POR LAS RAMAS ARDILLA-
debemos retroceder un poquito. Hasta 1808.
Veamos
Napoleón se autoproclamó emperador en 1804. Y como tenía esos
delirios de restauración del Imperio Romano, se puso a invadir en Europa
paseándose como Pedro por su casa. (Con un ejército como la Grande Armeé cualquiera)
El
27 de octubre de 1807 Napoleón y Manuel Godoy (a nombre del rey de España,
Carlos IV) firmaron el Tratado de Fontainebleau donde en el
fondo, España le daba la pasada a Francia para invadir Portugal a cambio de
dividirlo a medias. Como te cae que tan así no fue, porque tras ocupar Portugal, los napoleónicos se
fueron aguachando en España.
El 17 de marzo de 1808 se inició el Motín de Aranjuez. No nos
vamos a meter en esos cahuines (con amantes y ministros escondidos) baste decir
que Manuel Godoy fue tomado prisionero y Carlos IV abdicó en favor de su hijo,
Fernando VII.
Miren, la abdicación de Carlos IV y la de Fernando VII en Bayona (mayo de 1808) y el ascenso de José Bonaparte como rey de España es un
cachipún de pulpos. Como no queremos que este debut salga más largo que la
carta de Rachel a Ross, vamos a mirar de lejos. Lo que importa es que el
hermano de Bonaparte empezó a reinar como José I, el dichoso Pepe Botella
(Quien era abstemio.)
Obviamente en España no gustó la idea y empezaron a
organizarse juntas gubernativas provisorias
porque no iban a permitir que un francés los gobernara (como si los
Borbones fueran 100% oriundos de Madrid, pfff)
Al otro lado del charco Atlántico llegaron las noticias
españolas y los criollos se pusieron las pilas, pues ellos eran súbditos del
Rey de España, no del pueblo español, así es que no estaban ni ahí con rendirle
honor a ninguna Junta ni Corte ni nada.
Boli.
Recordar que el siglo XVIII los Borbones (no confundir
con Los Borbotones) crearon 2 nuevos virreinatos: Nueva Granada y De La Plata.
Sigamos.
Empezó a espiar como malo de la cabeza, perseguir a cualquiera
que le mereciera sospecha, hasta que el 18 de mayo de 1810 mandó capturar a
Juan Antonio Ovalle, José Antonio Rojas y Bernardo Vera y Pintado. El 25 de ese
mes fueron procesados por conspiración. Justo el día en que en Buenos Aires se
instalaba la Primera Junta de Gobierno y se deponía al Virrey Baltazar Hidalgo
de Cisneros.
Temiendo que acá pasara lo mismo y tras las presiones de los
criollos que montaron en cólera por el proceso que se le llevaba al trío antes
mencionado, negoció su renuncia con la Real Audiencia. De manera interina Mateo
de Toro y Zambrano asumió como Gobernador.
Los criollos aprovecharon el vuelito bonaerense empezaron a tirar flyers llamando a un
cabildo abierto para el 18 de septiembre de 1810 en el edificio del Real
Tribunal del Consulado (donde hoy está el Palacio de Tribunales)
Mateo de Toro, poniéndole color renunció a ser gobernador.
José Miguel Infante tomó la palabra e instó a hacer lo mismo que allende los Andes. Y ¡Paf! Nació Chile.
No, mentira, pero sí la Primera Junta de Gobierno que
oficialmente se llamó Junta Provisional Gubernativa del Reino a nombre de
Fernando VII.
En el acta, se establece claramente su principal objetivo: “el orden, quietud y tranquilidad pública
perturbada notablemente en medio de la incertidumbre acerca de las noticias de
la Metrópoli que producían unas divergencias peligrosas en las opiniones de los
ciudadanos”.
Lo primero, asegurar el
orden (¿suena conocido?) luego jurar fidelidad al Rey y tercero organizar un
cuerpo legislativo.
De hecho, la Primera Junta
funcionó hasta el 4 de julio de 1811,
cuando se inauguró el Primer Congreso Nacional.
De este Congreso salió el Reglamento para el arreglo de la autoridad
ejecutiva provisoria de Chile y estuvo en vigencia entre el 14 de agosto y
el 15 de noviembre de 1811.
En 19 artículos deja muy en
claro que es en el Congreso donde reside la “voluntad del reino” y no en el
ejecutivo, el que seguía siendo un cuerpo colegiado.
2 golpes de estado,
liderados por José Miguel Carrera, terminaron con la vida de este documento: el
del 4 de septiembre y el del 15 de noviembre.
Los criollos más moderados no vieron con confianza a estos exaltados
hermanos, así es que se les exigió la redacción de un nuevo reglamento.
Carrera comisionó a 7 hombres
la redacción del nuevo documento: Francisco Antonio Pérez, Camilo Henríquez,
Manuel de Salas, Antonio José de Irisarri, Francisco de la Lastra, Hipólito de
Villegas y Jaime Zudáñez. Ellos trabajaron sobre un texto de Robert Poinsett y
uno de Agustín Vial, por lo que el 12 de octubre de 1812 entró en vigencia
hasta el 6 de octubre de 1813.
No todo fue cotillón y
reggaeton en la celebración. Chile en esos años (cuando literal que era puro
campo) tenía 3 provincias: Santiago, Coquimbo y Concepción. Estas dos últimas
no veían con mucha simpatía que tanta
decisión y firma pomposa se estuviera haciendo en Santiago. Pero esas son
nueces de otro costal.
El Reglamento Constitucional provisorio del pueblo de Chile de 1812 tiene 27 artículos y parte declarando
que la religión en Chile es la católica apostólica y romana y reconoce que
Fernando VII es su rey, aunque también dice que cada pueblo puede darse su
propia Constitución. Establece la existencia de un Senado compuesto de 7
individuos (2 de Coquimbo, 2 de Concepción y 3 de Santiago) que se renovará cada 3 años. El poder
ejecutivo, en tanto, queda a manos de una junta de 3 personas, siguiendo el
patrón de la primera del 18 de septiembre de 1810. Establece la libertad de
prensa (mientras mantenga la moral y no
ofenda a la iglesia) y reconoce la igualdad de derechos y que los españoles son
nuestros hermanos.
Las guerras de independencia
no estaban saliendo del todo bien para los patriotas, por lo que en el 7 de
marzo de 1814, Francisco de la Lastra ordenó que en 24 horas le tuvieran lista
un nuevo reglamento, más acorde a la coyuntura. Los 5 afortunados fueron: José
Antonio Errázuriz, José María Rozas, Francisco Antonio Pérez, Andrés de Orjera
y Camilo Henríquez (piérdete una)
No tenemos certeza que se
hayan demorado efectivamente 24 horas, pero el 17 de marzo se promulgó este
documento que tuvo vigencia hasta el desastre de Rancagua el 1 y 2 de octubre
de ese año.
En lo sustancial es un
documento de guerra y el principal cambio es que crea el cargo de Director
Supremo, quedando desde ese momento el poder ejecutivo en 1 sola persona : De la Lastra que, de hecho, fue el primero en ocupar el puesto.
Durante la Patria Vieja (1810-1814)
se ve de modo evidente el tira y afloja respecto a la monarquía. Se jura
fidelidad al rey pero se quiere constitución, libertad de comercio y autonomía
para designar autoridades. Debemos recordar que la independencia es un
movimiento de los criollos que se reconocen a sí mismos como los herederos de
los privilegios y poderes coloniales. El llamado “Bajo Pueblo” tendrá que
espera todavía para un rol protagónico.
Para finalizar, las fuentes:
-Acta de la Primera Junta de Gobierno: https://www.archivonacional.gob.cl/616/w3-article-8027.html?_noredirect=1
-Reglamento de 1811: https://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/17604/3/CLChile_1811_08_08-D024.pdf
-Reglamento de 1812: https://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/17607/3/reglamento_constitucional_1812.pdf
-Reglamento de 1814: https://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/63087/1/CLChile_1814_03_17-D002.pdf
-García-Huidobro, Cristóbal. "El
Reglamento Constitucional provisorio de 1812: reflexiones para un bicentenario". Rev.
chil. derecho [online]. 2012, vol.39, n.1 https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372012000100012
Sobre José Bonaparte y si era caído al frasco
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