OVEJA ROJA II
REVELADORAS VACACIONES Hace años, por ahí tipo 1950 mi abuelo junto con su compadre decidió, a espaldas de sus esposas, comprar dos pequeños terrenos en la localidad de La Boca, comuna de Navidad en la Provincia del Cardenal Caro. Obviamente debía ser en secreto pues el lugar quedaba tan alejado y era tan difícil de llegar que mi abuela bajo ningún punto de vista lo aceptaría. Más aún cuando en esos años la micro llegaba sólo hasta Navidad y había que caminar hasta La Boca cuál explorador. No había agua potable, luz eléctrica ni caminos. No, nica mi abuela lo apañaría, por eso el viejo hizo el negocio a escondido. Pillo. Sin embargo Joaquín era porfiado y con su compadre Ernesto se las echaron no más en su periplo. Es que mi abuelo que había tenido una infancia muy dura no quería que sus tres hijos pasaran por las mismas pellejerías, por lo que decidió construir con sus manos y su sudor, una pequeña casita para que su familia y futuros nietos tuvieran un lugar para ir de