¿Para qué sirve la Historia?*

Seguramente usted se pregunta lo mismo. Eventualmente sus recuerdos escolares no han sido los más gratos. Es muy probable que usted nunca la haya ocupado en sus quehaceres laborales, sin embargo le aseguro que sin la Historia, nuestra vida no tendría sentido alguno
Lo invito a recordar. Recuerde su infancia, sus juegos y su familia. Piense en sus padres, en sus trabajos u ocupaciones. Ahora, recuerde a sus abuelos y cómo se enfrentaban a quehaceres que para nosotros hoy son tan fáciles que ni les tomamos el peso que para ellos tuvieron. Le propongo buscar en su memoria el momento en que decidió ser lo que es hoy. Ese instante en que supo lo que quería hacer el resto de su vida, el momento en que sintió que haciendo eso y sólo eso podría ser feliz. ¿Lo tiene? ¿Recuerda cuando fue? Perfecto. Ahora, bórrelo de su memoria. Sáquelo de raíz y no deje rastro alguno de ese momento. Extirpado ese instante crucial de sus recuerdos trate de explicar su presente.
Imposible.
La historia no es una recopilación de fechas y nombres porque si. No es un concurso de memoria y no es un fin en sí misma. Hacer historia por hacer memoria es un absurdo que no tiene sentido ni lógica. La historia nos sitúa en un correlato de tiempo que nos hace parte de la humanidad y ese sentido de pertenencia es lo importante.
Cuando se formó la república a inicios del siglo XIX, la principal preocupación de las autoridades fue la formación ciudadana y la escuela fue el medio por el cual se creó la nación, ese sentimiento de unión y de pertenencia que hace que un hombre que vive en Putre y otro en Puerto Williams se sientan chilenos y vibren con los goles de La Roja pese a vestirse distinto, comer distinto, tener distinto origen e incluso, hablar distinto.
Enseñar historia en los colegios no es para fomentar la memoria y no es cultura general. Es fundamental para formar ciudadanos responsables y empáticos con el mundo que nos rodea. La historia es un medio para explicar el presente y darle proyección al futuro. Parafraseando a Rafael Sagredo, sin historia no hay memoria y sin memoria no somos nada.
Es por eso que preocupa tanto la propuesta del Ministro de Educación Joaquín Lavín respecto a la reducción de las horas de historia en los colegios, pues, sin un cambio curricular que lo acompañe, se obliga indirectamente a los profesores a condensar y memorizar fechas y datos sin sentido. Lo que importa son los procesos que explican nuestro presente y con una reducción horaria es francamente difícil, sino imposible.
Por otro lado, no debemos olvidar que dentro de las horas destinadas a Historia también se incluyen los contenidos curriculares de Geografía y con la ya mencionada reducción horaria también se verán afectados. La Geografía es fundamental en el desarrollo de las personas pues las sitúa en un espacio y forja la relación con el medio que lo rodea. La Geografía va mucho más allá de la altura de la Cordillera de los Andes o de la medición de caudales fluviales. El conocimiento del territorio en el cual habitamos nos hace también responsables de su preservación y conservación, haciendo énfasis en que en la medida que dañamos al medio ambiente nos dañamos a nosotros mismos.
El ser humano transita en dos ejes: Tiempo y Espacio. Para comprender el primero necesitamos de la historia y para entender el segundo es imperiosa la Geografía.
Establecer como criterio la rentabilidad de una profesión para su elección es tener una mirada sesgada y materialista de lo que es la felicidad. Mis padres siempre me dijeron que en la vida hay que hacer lo que nos provoca mayor felicidad. El señor Lavín con su medida, el mensaje que parece dar es: hay que hacer lo que sea más rentable y con eso financiar la felicidad. Craso error. El mercado no es parámetro de decisión vocacional, de ser así, no existirían filósofos, físicos, historiadores, músicos, poetas, escritores, bailarines y un largo etcétera” ¿Imaginan si Einstein, John Lennon, Neruda, Mistral, Van Gogh se hubieran dejado llevar por la lógica de la rentabilidad?
¿Necesitamos más matemática y más lenguaje? ¡Por supuesto! Pero no a costa de suprimir, sin ningún argumento, las horas de Historia, pues ese aumento en matemática y lenguaje no corresponde a cambios en el currículum de dichos subsectores, sino al incremento de una hora de ejercicios matemáticos y una hora de lectura en sala. Me pregunto, dicha reforma cuantitativa, ¿amerita restarle horas a otra asignatura? ¿No será mejor ocupar dos horas de libre disposición en aumentar la ejercitación en vez de cercenar la Historia y la Geografía? Porque, déjenme decirles con todas sus letras que las propuestas del Ministro Lavín, de revolución no tienen nada. Y de evolución, tampoco.
Defender las horas de Historia y de Geografía implica asegurar que los alumnos tengan un amplio abanico de conocimientos para que puedan decidir su futuro con todas las opciones sobre la mesa. Abogar por su no reducción redunda en que nuestros estudiantes tengan una formación integral que les permita no sólo ser buenos profesionales sino también, ciudadanos instruidos y responsables por la sociedad y el medio en el cual viven.
Para mayor información, visite http://historiayreforma.wordpress.com/ sitio oficial de Historia y Reforma
*Este artículo, de mi autoría, fue publicado originalmente en www.ambient-all.org el 28 de dic de 2010...Está fresquito!!!

Comentarios

  1. ¿Cómo explicas que, aparte de los profes de Historia, nadie haya defendido las Horas de Historia?

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  2. Es triste, pero la verdad más pena me da el que nadie se haya quejado por que tambien se disminuirian las horas de ciencias.....
    o que en la enseñanza basica se enseñe ese contenido mezclado con historia como un mismo ramo... personalmente nunca le he encontrado el más mínimo sentido....

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